Once años después de la aparición de su disco homónimo, la agrupación inglesa rompe no sólo con el silencio; sino también con el sonido trip-hop que había caracterizado a sus producciones anteriores. Al igual que un rostro se modifica con el tiempo, Portishead conserva su esencia; pero muestra también la adquisición de gestos y texturas nuevos, mismos que denotan la profunda transformación sufrida por la banda en su ardua lucha por reinventarse. La melancólica voz de Beth Gibbons, las oscuras reverberaciones e hipnóticas ondas del Theremin, además de la compleja construcción de sus propios sampleos, son algunas de las facciones que permanecen intactas; mientras que los rasgos recién adquiridos consisten en un uso de sintetizadores y secuenciadores de manera más cercana al minimalismo y la música Industrial – “Machine Gun” -, además del juego de contrastes que puede apreciarse en las transiciones entre géneros tan disímiles como el Folk – “Deep Water” -, y el Krautrock –“ Small ” -.
Indiscutiblemente el mejor del 2008!!!!!!!
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